“Entonces mi papá, que apenas podía respirar bajo los cadáveres de sus amigos, se levantó lleno de sangre, estaba bañado en la sangre de sus amigos. ¿Sabes lo que es estar bañado en la sangre de tus amigos? Me preguntaba él muchas veces”. – Alicia Guiraghosian, sobreviviente del holocausto.
Hoy, como cada año el 24 de abril, es un día recordado por todos los armenios. Los que habitan en Armenia se dirigen a Tsitsernakaberd, monumento de las víctimas del genocidio armenio. Mientras que la diáspora se reúne en iglesias apostólicas y en los khackar, piedra conmemorativa del arte armenio, para conmemorar el 107 aniversario del Genocidio Armenio. Fue realizado por el Imperio Otomano y organizado por Talaat Pasha, miembro del movimiento de los Jóvenes Turcos y cabecilla de este imperio.
Todo comenzó durante la madrugada del 24 de abril de 1915, cuando se cometió una de las mayores tragedias, que no ha sido reconocida mundialmente por la mayoría de los países, incluida España. El objetivo principal de este holocausto fue la deportación masiva de esta etnia y el intento de exterminar a la cultura armenia, obligando a los armenios a cambiar su ideología religiosa al islam.
Cuando entraron los otomanos a Armenia, lo primero que hicieron fue asesinar a más de 250 intelectuales, entre ellos médicos, para evitar que los armenios pudieran defenderse y buscar ayuda. Tras esto, hasta 1923, los otomanos entraron en las viviendas y se apropiaron de todos los bienes, sin ningún tipo de justificación y sin dar la oportunidad de defenderse al pueblo armenio.

Comenzaron invadiendo siete pueblos localizados cerca de la frontera, entre ellos, Erzurum, Van, incluso el Monte Ararat, reconocido principalmente por el relato bíblico de El Arca de Noé. Todas ellas, actualmente, siguen manteniendo su nombre armenio. Sin embargo, el gobierno de la República de Turquía sigue negando que las masacres de civiles armenios ocurrieron y admite que no se trató de un genocidio, sino de un conflicto armado durante la Primera Guerra Mundial, donde murieron 300.000 armenios.
Entre 1915 y 1923 se produjeron matanzas y deportaciones a la población armenia. Se les obligó a caminar desde las distintas ciudades de Armenia, incluida Ereván, hasta Estambul, la actual capital de Turquía. Esto se convirtió en una verdadera marcha hacia la muerte. No tenían acceso a los bienes básicos como la comida o el agua. Morían por enfermedades y los cadáveres quedaban esparcidos por el camino. Nunca llegaron a su destino, más de 1.500.000 armenios fueron asesinados por este imperio.
“Se llamaba Vertuí Muratyan. Al producirse el genocidio tenía trece o catorce años y vivía en Kayserí, Turquía, donde había una población armenia numerosa. Cuando llegaron los turcos, mandaron agrupar a todos los armenios, niños y mujeres y los llevaron a las afueras del pueblo. Cuando estaban lejos, los acuchillaron a todos. Ni siquiera se preocuparon en ocultar la matanza, dejaron todos los cuerpos allí, apilados unos encima de otros”. – Mihran Akdag, sobreviviente del holocausto.
En esta masacre contra la nación armenia, conocida en armenio como Հայոց Ցեղասպանություն o también llamada el Gran Crimen, la población otomana asesinó y ahorcó a más de 1.500.000 personas y a una víctima, este último fue un periodista extranjero. Violaron a niñas y mujeres, que después fueron asesinadas, arrojadas en el río Éufrates y abandonadas en las montañas.
Se realizó un juego con las embarazadas, conocido como: “¿qué género tiene el feto?”, consistía en abrirle el vientre a las mujeres para saber si el feto iba a ser niño o niña. Con esto, mostraban mayor masculinidad y poder. Como es de esperar, ambos fallecían en el acto. Todas aquellas mujeres que sobrevivieron, por un lado, las obligaron a casarse con hombres turcos, por ello, hoy en día siguen manteniendo rasgos armenios. Y, por otro, la mayoría de ellas fueron tatuadas por todo su cuerpo, para identificarlas sexualmente como pertenencia a un hombre otomano, que fueron esclavas y abusadas constantemente. Sin embargo, nadie las recuerdas, solo los armenios.

Talaat Pasha, uno de las cabecillas que planificó este holocausto, fue asesinado por venganza en Berlín (Alemania) por Soghomon Tehlirian, armenio que sobrevivió a dicha masacre y que fue arrestado y absuelto dos días después de su detención por la justicia alemana. Actualmente, Tehlirian, es considerado como un héroe nacional por la etnia armenia, al igual que Monte Melkonian.
El genocidio de 1915 limpió Turquía de armenios. Los pocos miles que se quedaron, nunca se sabrá la cifra exacta, huyeron a las montañas, se escondieron o fueron acogidos por familias otomanas, dejaron su religión y se turquizaron. Asimismo, las ciudades y pueblos armenios fueron todos expoliados y ocupados por turcos que, posteriormente, destruyeron los templos y monumentos. Hoy en día, una minoría de turcos saben que tienen antepasados armenios, pero no pueden expresarse libremente por temor a ser asesinados por el gobierno, como es el caso de Mihran Pirgiç Gültekin.
“Aquellas atrocidades me impresionaron muchísimo, pero más aún que la historia y los libros del colegio no reflejaran nada sobre el tema. No podía entenderlo, me sentía como si solo yo supiera uno de los hechos más importantes y dramáticos de la historia del siglo XX, y que por mucho que lo contara, nadie lo entendería. Para explicarlo, te agarras a lo que puedes, a la similitud con el holocausto judío porque sabes que eso sí que lo conocen. Aunque no te lo digan, muchas veces notas en las miradas de tus interlocutores una mezcla de asombro y duda. Ahí está el problema actual del pueblo armenio, no en el genocidio, sino en la duda y en el olvido”. – Mihran Akdag.
Así es como nos sentimos la nación armenia, olvidada. Nuestros antepasados fueron asesinados por los otomanos y nadie luchó por su reconocimiento. Tras 107 años, Turquía sigue sin reconocerlo y a día de hoy vende armamento y apoya a Azerbaiyán. Como mencionó su presidente, Recep Tayyip Erdogan “seguiremos con lo que nuestros antepasados hicieron: exterminar a los armenios”. En el año 2016, la historia se repitió cuando los azeríes atravesaron la frontera y asesinaron a más de 100 soldados. Acto que volvió a tener lugar en 2020, en plena pandemia, cuando la República de Artsakh fue bombardeada por la nación azerí con ayuda directa de Turquía, Ucrania, Pakistán y Siria.
Actualmente, más de 23 países reconocen oficialmente el Genocidio Armenio entre ellos, Argentina, Bélgica, Canadá, Francia, Italia, Rusia, Uruguay, Polonia, Lituania y Estados Unidos. Sin embargo, España ha negado el reconocimiento de este acontecimiento más de tres veces, pero no nos rendiremos. Seguiremos luchando por nuestros antepasados hasta conseguir nuestro objetivo: que deje de ser el Genocidio Olvidado.
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