Como se esperaba, los votos del Colegio Electoral confirmaron a Biden próximo Presidente de Estados Unidos. Hoy este trámite es mera formalidad, pues los delegados se limitan a reproducir los resultados de su Estado, pero no carece de importancia. Ahora ya no hay vuelta atrás: si Trump encontrara mañana pruebas de fraude en los recuentos, la votación del Colegio Electoral no cambiaría. Biden juraría su cargo. Como mucho, el próximo Congreso podría estudiar un impeachment en su contra si apreciara su implicación directa en el hipotético fraude.

En las últimas semanas se ha especulado mucho sobre un vuelco electoral en los juzgados. A nadie que conozca un poco el sistema político y judicial estadounidense, le habrá sorprendido que esto no ocurriera. El aspecto legal de la cuestión es bastante claro, pero el aspecto social…

Con sinceridad, me preocupa que el 80% de los votantes republicanos crean que las elecciones fueron fraudulentas. Tengamos en cuenta que, si bien Biden será el Presidente más votado de la historia, Trump ha sido el Presidente que más votos ha obtenido en una reelección: 71 millones. Ergo, más o menos 60 millones de estadounidenses creen que su próximo Presidente es un usurpador.

«Ahora ya no hay vuelta atrás: si Trump encontrara mañana pruebas de fraude en los recuentos, la votación del Colegio Electoral no cambiaría»

¿Somos conscientes del riesgo que esto supone? Varios cargos gubernamentales de los Estados clave, como Wisconsin, Arizona o Georgia ya han recibido amenazas de muerte por robar las elecciones. Si te convences de que vives bajo una tiranía, ya no ves en la violencia un tabú. Hasta puedes identificarla con lo moralmente correcto.

Siempre ha habido conspiranoicos con las elecciones. Las redes sociales los hicieron más visibles. Aquí en España van por dos vías: los votos se cambian una vez se cierran los colegios electorales o, directamente, Indra altera los resultados informáticamente. En EE.UU. la preferencia es que han votado inmigrantes ilegales o los muertos o que se han añadido votos.

Ahora bien, hay una diferencia crítica cuando ideas como estas salen de pequeños círculos y pasan a ser compartidos por mayorías sociales. Vemos estas actitudes como un fallo del sistema, un error a corregir, pero ¿y si es más bien una consecuencia?

No me interpretéis mal. Un fraude electoral en un país occidental es prácticamente imposible. Por poner en perspectiva las presidenciales estadounidenses, una vez se escrutan los votos se realiza un primer check, para comprobar que nadie haya votado por correo y presencialmente. Posteriormente se realiza un segundo check. ¿Y eso? Bien, en EE.UU. es relativamente habitual estar registrado en más de un Estado. El propio Trump puede votar en Nueva York y en Florida. Si no me equivoco lo mismo ocurre con su yerno. Este double check, además de verificar el primero, se emplea para la contrastar a nivel nacional que nadie ha votado en más de un Estado.

«Un fraude electoral en un país occidental es prácticamente imposible»

Para inscribirte en el censo electoral, hay que acreditar nacionalidad estadounidense. Es verdad que cada Estado tiene su propia norma en este asunto, pero, después de revisar 27 leyes electorales, entre ellas las de los Estados clave, sobre las 50 totales el patrón es bastante similar. Necesitas: a) certificado de nacimiento, b) certificado matrimonial si tienes la nacionalidad por ser cónyuge de ciudadano, c) fotocopia de pasaporte o d) el documento expedido al nacionalizarte norteamericano. En algunos Estados, como Arizona, existe un registro propio para nativos americanos, es decir, los llamados indios. O sea que no, los inmigrantes ilegales no pueden inscribirse con el permiso de conducir como dicen algunos.

Conste que dejo en el tintero muchas más garantías: cuando votas por correo ante el cartero necesitas testigos, muchos estados como Wisconsin, Georgia o Pennsylvania hacen recuentos automáticos por ley ante resultados ajustados y luego hace un tercer conteo si se les solicita.

¿Nadie ha explicado esto a 60 millones de norteamericanos? Seguramente, pero ¿es que nadie ha explicado a los terraplanistas que desde los antiguos griegos –en contra de lo que diga Hollywood- sabemos de la redondez de nuestro planeta? A Anaxágoras y Tales de Mileto les bastó con ver un eclipse de luna. Geométricamente, sólo un cuerpo esférico crea una sombra circular en otra esfera. ¿La muerte del influencer negacionista ucraniano Dimitri Stuzhuk por COVID ha servido de algo?

Desde Sócrates y Platón existe la creencia de que el ser humano es potencialmente racional. Sólo la falta de aprendizaje o la locura le apartan de serlo. Por tanto, su comprensión de la realidad se fundamenta en las generalizaciones que extrae de su propia experiencia y/o informaciones, hasta que nuevas experiencias o datos le permitan pensar de otro modo. Lo lógica abstracta nos permite establecer reglar generales sobre la realidad, bien sea a partir de generalizar una experiencia o información, bien a partir de deducciones lógicas.

«A Anaxágoras y Tales de Mileto les bastó con ver un eclipse de luna. Geométricamente, sólo un cuerpo esférico crea una sombra circular en otra esfera»

No es que no haya espacio para la creencia o la fe, en el ser racional. Muchas cuestiones, como la existencia de Dios, no pueden demostrarse en la experiencia ni deducirse con la lógica. Si acaso podríamos afirmar si es probable o improbable su existencia, pero aún esto sería discutible.

Ahora bien, igual habría que plantearse si el ser humano es racional por naturaleza, si este principio que damos alegremente por válido no es más que un dogma o una petición de principio. No me refiero a personas con carencias educativas o grupos lumpen. Las actitudes irracionales son un fenómeno transversal a las clases sociales, formación académica y experiencia, como prueba la diversidad de los millones de votantes estadounidenses que creen en el fraude.

Esto no va de delirios o alucinaciones. Simplemente de interpretación. El modo de procesar sus vivencias e informaciones les lleva a muchos a entender que en la realidad se dan unos hechos, o es más probable que se den unos hechos. Desde una perspectiva racional, el error de este proceder no es tanto el contenido como el procedimiento: dar válida una hipótesis que no se ha contrastado. O bien, la apoyan en otras suposiciones que no pueden ser tomadas como tales por el discurso racional.

«igual habría que plantearse si el ser humano es racional por naturaleza»

Igual deberíamos empezar considerar si la racionalidad sólo forma parte de algunos, no de todos y que las reglas del convencimiento propio y, sobre todo social, responde a otras reglas. Quizás sólo la el código social que humillaba y ridiculizaba hasta no hace tanto el discurso no racional, imponiendo así el silencio a quienes fueran incapaces de articular ese discursos, nos permitió entender que la razón era una cualidad generalizada o generalizable. Al debilitarse esta censura social, el discurso irracional aflora y… ¡oh sorpresa! Los irracionales parecen ser mayoría.