Laura Grani

En la calle Lagasca de Madrid se encuentra la Embajada de Italia, que puede presumir de ocupar uno de los palacios con jardín más bellos del centro de la capital. Este verano los italianos están que trinan porque el recién estrenado gobierno ha finalmente dado el gran paso: se acaba de presentar la candidatura de la cocina italiana a patrimonio Inmaterial de la Unesco. El Ministro de Agricultura, de la Soberanía alimentaria y Bosques, Francesco Lollobrigida en persona, ha visitado Madrid para contar la buen a nueva y la histórica nave escuela de la marina italiana, la Amerigo Vespucci, está surcando los mares y océanos de un continente a otro con el objetivo de hacer una campaña verdaderamente especial.

Italia tiene muy buenas posibilidades de conseguir el preciado reconocimiento que ya han conseguido la cocina mexicana, la coreana, la francesa y la japonesa. No será por falta de variedad, tradición o proyección internacional que se le pueda negar al Bel Paese este status.

 

La cocina como escaparate del Made in Italy

El Ministro ha dejado claro que el apoyo y promoción de los intereses agroalimentarios italianos son una prioridad. Tras mencionar la lucha contra el italian sounding (alimentos que ostentan nombres que recalcan los productos italianos sin serlo) y la lucha contra el nutriscore, un tipo de etiquetado que condiciona pero no informa y, por tanto, es perjudicial para la salud de las personas, hizo hincapié en cómo Italia es una superpotencia en el ámbito de la alimentación y el vino y en cómo la cocina italiana es sinónimo de calidad, cultura e identidad. El camino de promoción de la candidatura italiana será significativo porque permitirá a todas las entidades implicarse en una causa común.

 

Por su parte, el Presidente de la CIE, Matteo Zoppas, destacó cómo la cocina italiana es un escaparate del Made in Italy y un motor para las exportaciones, mientras que el recién estrenado Embajador, Giuseppe Buccino Grimaldi anunció su intención de continuar la campaña con el apoyo de los restauradores italianos de España. Muchos de ellos exhiben ya en sus locales una placa que promociona el proyecto.

Los otros patrimonios gastronómicos italianos

En el pasado ya lo consiguieron hasta seis diferentes realidades gastronómicas italianas: los viñedos de las colinas del Monferrato, el cultivo de la uva Zibibbo en la isla de Pantelleria, las ciudades de Alba y Parma por su creatividad gastronómica y el arte de la pizza napolitana. El prosecco y la pasta a la amatriciana están a la espera de veredicto junto con la Grande Mamma, la cocina italiana.